La confirmación de la condena a Cristina Kirchner y su inminente detención marcan el inicio de una nueva etapa política para el kirchnerismo. Con un Wado de Pedro visiblemente afectado y la propia expresidenta asumiendo su destino desde la sede del PJ, la militancia se prepara para una campaña de resistencia y la dirigencia busca blindar el liderazgo de CFK desde su domicilio. En este escenario, el gobernador Axel Kicillof se posiciona en un lugar clave pero incómodo, en medio de evidentes tensiones internas que reconfigurarán el futuro del peronismo.
