El "dólar barato" dispara el turismo argentino en el exterior, pero las alarmas económicas suenan por el costo oculto
Con un tipo de cambio apreciado, la Argentina anticipa un "boom" de turistas en el Mundial de Clubes en Miami y en el verano europeo. Sin embargo, economistas alertan sobre las consecuencias: el "dólar dulce" dispara las importaciones, vacía las reservas del Banco Central y genera un déficit turístico récord, planteando serias dudas sobre su sostenibilidad más allá de octubre.
El Gobierno nacional mantiene una política de dólar apreciado, y para los turistas argentinos, esto se traduce en una tentadora "plata dulce". Los pasajes aéreos y los costos de alojamiento, comidas y transporte en el exterior se vuelven más accesibles, incentivando la posibilidad de viajes más largos o a destinos antes considerados inalcanzables. De hecho, los operadores ya anticipan un "boom" de argentinos en Miami por el Mundial de Clubes a principios de junio y un récord de turistas en el verano europeo, dos destinos habitualmente caros.
Cuando la moneda local gana valor frente a otras, el poder adquisitivo en el exterior aumenta. Según los últimos datos del INDEC, en el primer cuatrimestre de 2025, Argentina registró un déficit de turismo sin precedentes en términos de cantidad de personas. En un contexto de considerable apreciación del peso, el país se vuelve caro en dólares para los extranjeros y barato para los argentinos que viajan afuera.
La semana pasada, el INDEC informó que entre enero y abril casi 6 millones de personas (5.957.800) viajaron al exterior, un salto del 68,4% respecto al mismo período de 2024 y un récord histórico. En contrapartida, solo 2.065.300 extranjeros visitaron suelo argentino, lo que marca un retroceso anual del 21,4% y es la cifra más baja de la última década (excluyendo los años de pandemia).
Estos números salieron a la luz mientras el precio del dólar tocó su nivel más bajo desde 2001, al comparar los valores del Banco Central (BCRA) para el tipo de cambio real multilateral promedio de todos los primeros cuatrimestres. Cabe recordar que otros momentos de gran déficit turístico en el país (como comienzos de los 80, la Convertibilidad, fines del kirchnerismo y 2017-18) coincidieron con períodos de atraso cambiario, cuya sostenibilidad a largo plazo siempre fue escasa.
El turismo dispara el rojo cambiario y las advertencias de los economistas
En abril, el turismo emisivo aumentó 24% interanual, desacelerando el incremento respecto a meses previos, mientras que el turismo receptivo se contrajo 8,3%, también una cifra más acotada. En este contexto, Brasil se ubicó como el destino más elegido por los argentinos y el de mayor crecimiento. El 77% del turismo emisivo en abril se dirigió a países limítrofes: Brasil (26,8%), Chile (24,6%) y Paraguay (11,5%). Las mayores variaciones anuales se vieron en viajes a Brasil (59,1%), Resto de América (46,8%) y Chile (24,3%), con la excepción de una caída en los viajes a Uruguay.
Paralelamente, la cuenta "Servicios" del balance cambiario del BCRA cerró abril con un déficit de u$s1.161 millones, un resultado más negativo que los u$s978 millones del mismo mes del año anterior. El mayor peso de este rojo lo tuvo el rubro "Viajes, pasajes y otros pagos con tarjeta", con salidas netas por u$s863 millones. Esta categoría incluye tanto gastos turísticos como compras online con tarjetas emitidas en Argentina.
Daniel Scioli, Secretario de Turismo, Ambiente y Deportes, anunció en su cuenta de X que trabaja con el BCRA para "depurar los datos del MULC y reflejar con mayor precisión el gasto real en turismo". Según el funcionario, el cómputo actual incluye consumos como e-commerce o suscripciones digitales, lo que distorsiona el impacto económico. También busca corregir el registro del gasto de los turistas extranjeros, ya que cifras como los u$s54 diarios atribuidos a un turista chileno no representan la realidad. A partir de julio, el funcionario estima que la balanza mostrará datos más precisos.
El economista Federico Glustein comentó a Ámbito que los primeros efectos del "dólar barato" ya se sienten en la economía. "Uno de los fenómenos más evidentes del actual esquema económico es el fuerte aumento en la importación de bienes, con casos llamativos como el ingreso de asado desde Brasil", deslizó Glustein. Esto, sumado a la alta inflación local, expone precios internos más altos que en otras economías y evidencia las debilidades de un modelo sostenido por un tipo de cambio artificialmente bajo.
Glustein también opina que este modelo profundizó el giro de dividendos al exterior, impulsado por la flexibilización de restricciones cambiarias. Esto, aunque no es "malo" en sí mismo, impacta directamente en la capacidad del Banco Central para acumular reservas, el "talón de Aquiles" del esquema económico para la City.
Dudas sobre la sostenibilidad y la meta post-octubre
A esto se suma el creciente déficit en la balanza de turismo. "Por el encarecimiento del consumo interno, muchos argentinos priorizan viajar al exterior, lo que intensifica la salida de divisas y refuerza la presión sobre las reservas internacionales", asevera Glustein.
El economista advierte que este esquema de "dólar barato", con intervenciones como la venta de futuros para mantener la cotización por debajo del promedio de las bandas, parece responder "más a necesidades electorales que a criterios de sostenibilidad económica". Si bien esta estrategia podría sostenerse hasta octubre, para Glustein, su viabilidad después de esa fecha es incierta. "Cumplir con las metas del FMI y evitar una mayor sangría de reservas exige un reequilibrio: contener la apreciación del tipo de cambio y, al mismo tiempo, lograr superávit gemelos, algo que hoy parece difícil bajo el actual modelo productivo", concluyó.
Desde el BCRA, se recuerda que el déficit en servicios refleja una tendencia creciente en un contexto de mayor apertura para pagos al exterior. La flexibilización de los plazos para pagar servicios importados el 14 de abril permitió cancelar deudas de forma inmediata y habría influido en el aumento de egresos. Además, el organismo destacó que cerca del 60% de los gastos en turismo y consumos con tarjeta se pagan directamente con dólares propios de los clientes, lo que atenúa su efecto en el mercado cambiario. Sin embargo, el saldo general fue negativo y contrarrestó el superávit comercial de bienes de u$s1.200 millones. En total, el resultado por operaciones de cambio en abril, al incluir bienes, servicios, activos externos, canjes y deuda, arrojó un saldo negativo de u$s2.138 millones.
Argentina sostiene un tipo de cambio que los expertos consideran artificialmente bajo, y las consecuencias son evidentes: las importaciones se intensifican, el gasto turístico en el exterior crece y el Banco Central pierde reservas sin lograr acumular divisas. Este esquema se mantiene con medidas transitorias que buscan contener la volatilidad cambiaria, al menos hasta las elecciones. Después de octubre, el escenario exigirá medidas más estructurales para la economía argentina.