Autoridades argentinas confirmaron el desmantelamiento de una red de espionaje del servicio de inteligencia militar ruso (GRU) en Buenos Aires, liderada por Lev Konstantinovich Andriashvili e Irina Iakovenko. Esta célula es la punta de un ovillo que revela la profunda infiltración de agentes del Kremlin en América Latina, aprovechando la flexibilidad migratoria para establecer identidades y recolectar información estratégica, con implicaciones que van más allá de Rusia, pudiendo beneficiar a socios como China e Irán.
