GUERRA

La "paz" de Trump: Por qué la guerra en Gaza no ha llegado a su fin

Calificar de éxito histórico una mera tregua tras dos años de genocidio solo se entiende desde la irrealidad en la que Donald Trump y sus sumisos coristas se han instalado. Contrario a las proclamas, el acuerdo solo materializa una primera fase profundamente desigual y con un final abierto, donde Israel no ha cedido nada sustancial.

Lo anunciado no es el final de la guerra, sino una simple tregua diseñada para un intercambio de prisioneros y la entrada de ayuda humanitaria. El acuerdo se reduce a una primera fase que se asemeja más a una capitulación del Movimiento de Resistencia Islámica (Hamás) que a un pacto de paz.


Una tregua desigual y sin compromiso de retirada

El pacto materializado es "muy desigual" en cuanto a los compromisos asumidos.

  • Hamás liberó a 24 personas (20 vivas y 4 muertas), cediendo la única baza de negociación que poseía y quedando a expensas de la voluntad de Trump.

  • Netanyahu se comprometió a liberar a unos 2.000 palestinos, aunque la mayoría son detenidos arbitrarios, reduciendo el número real de presos condenados a unos 200.

  • En el terreno militar, Israel solo realiza un redespliegue, no una retirada total o gradual, manteniendo el control directo del 58% de la Franja de Gaza.

La presencia de mediadores como Steve Witkoff y Jared Kushner, ambos judíos, y el reconocimiento de Trump en la Knéset de ser cómplice de Israel al suministrar armas, genera dudas sobre la honestidad del proceso.

Negociaciones turbulentas: La eliminación de Hamás

La primera fase del plan de paz, con sus 20 puntos, está planteada como una estrategia para la eliminación total y el desarme de Hamás, con un escenario final abierto y "turbulento".

La perspectiva de una entidad política "tecnocrática" para gestionar la Franja, subordinada a una autoridad liderada por Trump y con Tony Blair como posible "virrey", busca excluir por completo a Hamás y al resto de las milicias armadas. Además, se pretende forzar la desintegración militar de Hamás, obligándolo a abandonar las armas de resistencia que el derecho internacional concede al ocupado.

Se hace difícil imaginar que Hamás acepte este guion. De hecho, el primer síntoma de resistencia es su intento por recuperar el control de las calles de Gaza, enfrentándose a clanes armados que, se sugiere, han sido apoyados por Tel Aviv.

Conclusión: Las manos libres de Netanyahu

Netanyahu ha logrado una victoria interna ante su población con la liberación de rehenes, sin tener que ceder nada sustancial a cambio. Esto le permite conservar las "manos libres" para declarar en cualquier momento que el proceso no es de su agrado y sentirse nuevamente legitimado para reanudar los bombardeos.

El autor concluye que calificar de "éxito histórico" esta tregua, tras dos años de genocidio, es una muestra de la irrealidad en la que se ha instalado Trump. Existen demasiados cabos sueltos, incluyendo la ausencia de cualquier referencia a Cisjordania, para poder proclamar que el fin de la guerra está cerca.

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