Alarma por la caída de reservas: se evaporan u$s1.100 millones en una semana mientras los dólares del FMI apuntalan la desinflación
A pesar del discurso oficial que minimiza la acumulación de divisas con el nuevo esquema cambiario, la pérdida de reservas genera preocupación a mediano plazo, especialmente ante los abultados vencimientos de deuda y la necesidad de regresar a los mercados.
Desde la implementación del nuevo esquema cambiario, el Banco Central (BCRA) ha cesado su intervención compradora en el mercado oficial de divisas. Sin embargo, esta estrategia coincide con una significativa caída de las reservas internacionales, que se han reducido en más de u$s1.100 millones en poco más de una semana. Si bien el Gobierno insiste en que la acumulación de reservas "no importa" bajo este régimen, economistas advierten sobre los riesgos de utilizar los fondos del Fondo Monetario Internacional (FMI) para mantener un tipo de cambio artificialmente bajo.
La nueva política cambiaria establece bandas de flotación para el dólar mayorista entre los $1.000 y los $1.400, dejando al BCRA al margen de la operatoria dentro de estos límites. Tras un impulso inicial que llevó las reservas cerca de los u$s40.000 millones con el ingreso de fondos de organismos internacionales, el Tesoro debió afrontar pagos de deuda, sumado a fluctuaciones en las cotizaciones del oro y otras monedas en poder de la autoridad monetaria, lo que explica el retroceso.
El acuerdo con el FMI impone metas de acumulación de reservas de u$s5.000 millones para fines de junio y más de u$s9.000 millones para fin de año, sin considerar aportes propios de otros organismos. Sin embargo, la prioridad del Gobierno de mantener un "dólar a la baja" para combatir la inflación, utilizando los desembolsos del FMI para cubrir obligaciones de pago, genera serias dudas entre los analistas sobre el cumplimiento de estos objetivos.
Según la consultora C-P, la estrategia oficial de utilizar los dólares del FMI para pagar deuda implica una reducción de la demanda en el mercado oficial, subsidiando el precio del dólar para importaciones, turismo y formación de activos externos (FAE). Pablo Moldovan, director de la consultora, advierte que esta "apreciación cambiaria" es expansiva en el corto plazo al reducir la inflación y mejorar ingresos reales, pero sus efectos nocivos suelen manifestarse a mediano plazo con impacto en el empleo, la producción y la sostenibilidad cambiaria.
Melisa Sala, economista jefe de LCG, tiene una visión diferente y no cree que los dólares del FMI estén subsidiando directamente la FAE, el turismo o las importaciones, argumentando que estas operaciones se saldan entre privados al no haber intervención del BCRA en el mercado.
La no acumulación de reservas plantea un desafío crucial para el futuro cercano, ya que en los próximos nueve meses vencen u$s16.000 millones de deuda con organismos, bonistas privados y bopreales. C-P advierte que los fondos del FMI solo alcanzarían para cubrir pagos hasta enero de 2026, incluso asumiendo el cumplimiento de las metas. Esto implica la necesidad de retornar a los mercados de deuda privados a partir del próximo año, lo que exige una reducción significativa del riesgo país, un factor estrechamente ligado al nivel de reservas.
Un informe del Banco Provincia señala que para volver a colocar deuda con privados, las reservas deberían representar al menos el 10% del PBI, lo que requeriría una acumulación de cerca de u$s20.000 millones de acá a fin de año, de los cuales u$s12.000 millones deberían provenir de compras en el mercado de cambios, un escenario que luce complejo.
El propio presidente Javier Milei restó importancia a la acumulación de reservas, afirmando que "con tipo de cambio flexible" no es relevante y que "la deuda se paga con equilibrio fiscal". Sin embargo, Melisa Sala advierte que el superávit financiero actual es "mínimo y no alcanza todavía para pagar las amortizaciones de deuda", y que incluso utilizando superávit fiscal para comprar dólares, se podría generar presión en el mercado.
Desde la Gerencia del Provincia alertan que este esquema solo sería viable si la economía no se recupera y resulta muy contractivo. "A fin de cuentas, hay que tener las reservas; si los dólares de los pagos de deuda empiezan a competir con los de las importaciones, es un mal escenario", concluyen.