Aunque los sueldos en dólares alcanzaron niveles similares a los de 2017, la apreciación cambiaria esconde una cruda realidad: el poder adquisitivo de los argentinos está un 10% por debajo de aquel entonces y un 15% por debajo de 2015. La estrategia del Gobierno genera un dilema entre estabilidad y la capacidad de compra de los ciudadanos.
